«El estrés se relaciona mas con la presión y la carga externa, mientras que la ansiedad está más vinculada a los temores internos y a la anticipación de amenazas futuras.» – Virginia Satir
Es cierto que son mecanismos similares en cuanto a la reacción física, pero muy diferentes en cuanto al origen, duración y consecuencias. Si bien ambos pueden afectar a nuestra salud y bienestar, es importante comprender las diferencias entre estrés y ansiedad para poder abordarlos adecuadamente.
El estrés: una llamada al equilibrio
El estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones percibidas como desafiantes o amenazantes, dicho de otra manera, es una respuesta de activación fisiológica necesaria para poder adaptarse a una situación del momento presente que nos ayuda a movilizar recursos y energía para hacer frente a las circunstancias.
A diferencia de la ansiedad, el estrés puede ser desencadenado por factores externos como el trabajo, los estudios, las responsabilidades familiares, problemas personales o eventos traumáticos. El estrés puede ser entendido como una señal de que estamos enfrentando demandas que superan nuestra capacidad de afrontamiento.
Algunos síntomas del estrés incluyen tensión muscular y dolores corporales, problemas para conciliar el sueño o insomnio, fatiga y agotamiento, dificultad para concentrarse, irritabilidad y cambios de humor.
Si bien el estrés puede ser incómodo e incluso abrumador es importante reconocer que es una experiencia temporal y situacional, es decir, los síntomas desaparecen una vez que la situación estresante ha sido resuelta o superada.
«El estrés es una llamada de atención para que revisemos nuestro estilo de vida y encontremos un equilibrio entre nuestras necesidades internas y las demandas externas.» – Carl Rogers
La ansiedad: una llamada a la introspección
Es una respuesta psicofisiológica a una situación que se percibe como peligrosa. Es decir, es una respuesta a una ‘interpretación’ de nuestro cerebro (que puede ser real o no). A diferencia del estrés, la ansiedad no siempre está relacionada con una situación específica y puede surgir sin una causa aparente. Se caracteriza por una preocupación excesiva y persistente, acompañada de síntomas físicos y emocionales. Se caracteriza por pensamientos intrusivos, inquietud y un sentido de amenaza o peligro inminente.
Algunos síntomas de la ansiedad incluyen sensación de aprensión o inquietud constante, preocupación excesiva y dificultad para controlar los pensamientos negativos, palpitaciones o aumento de la frecuencia cardíaca, problemas digestivos, como malestar estomacal o náuseas, sensación de falta de aire o dificultad para respirar.
Estos síntomas pueden ser intensos y durar semanas, meses o incluso años, interfiriendo en la vida cotidiana y el bienestar general. Es esencial recordar que la ansiedad no define nuestra identidad, sino que es una experiencia que nos invita a explorar nuestro ser más profundo y auténtico.
«La ansiedad no es un defecto, sino una señal de que hay algo en ti que necesita ser atendido. Escucha tu ansiedad y descubre qué te está diciendo». – Erich Fromm
Aspecto | Estrés | Ansiedad |
Origen | Causas identificables, factores externos. | Sin una razón clara, pensamientos y preocupaciones internas. |
Duración | Corta duración, desaparece una vez que la situación estresante ha pasado. | Larga duración, persiste incluso en ausencia de amenaza inmediata. |
Intensidad | Puede ser intenso, pero disminuye después de resolver la situación estresante. | Persistente, genera sensación constante de malestar. |
Enfoque | Centrado en aspectos externos y resolución de problemas. | Relacionado con sensaciones internas, preocupación difusa y persistente. |
Síntomas físicos | Síntomas similares, pero menos pronunciados. | Síntomas más pronunciados como ataques de pánico, sudoración excesiva, temblores. |
Naturaleza de los pensamientos | Enfocados en la situación específica generadora de presión. | Pensamientos intrusivos y preocupaciones excesivas que abarcan diversos aspectos de la vida cotidiana. |
Respuesta fisiológica del cuerpo | Respuesta de «lucha o huida» con liberación de cortisol y adrenalina. | Respuesta de «congelación o evitación», sensación de parálisis o incapacidad para enfrentar una situación temida. |
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